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El verano, con sus altas temperaturas y días largos, no solo nos invita a cambiar nuestros hábitos, sino que también exige una adaptación en la forma en que cuidamos a nuestras mascotas. La alimentación y la hidratación juegan un papel crucial para asegurar que nuestros compañeros peludos se mantengan sanos y cómodos durante los meses más cálidos. Adaptar su dieta y garantizar un acceso constante a líquidos es vital para prevenir problemas de salud relacionados con el calor.

 

La hidratación: Prioridad número uno

En verano, la deshidratación es un riesgo mucho mayor para las mascotas. Jadean más para regular su temperatura, lo que implica una mayor pérdida de líquidos.

  • Agua fresca y accesible siempre: Asegúrate de que tu mascota tenga siempre a su disposición agua limpia y fresca en varios puntos de la casa, tanto dentro como fuera. Si usas bebederos, límpialos diariamente para evitar la proliferación de bacterias.
  • Fuentes de agua o bebederos automáticos: Pueden ser una excelente opción para mantener el agua fresca y motivar a tu mascota a beber más. El agua en movimiento suele ser más atractiva.
  • Hielo en el agua: Añadir cubitos de hielo al bebedero puede mantener el agua fría por más tiempo y, para algunos, es un divertido extra.
  • Agua en los paseos: Siempre lleva una botella de agua y un bebedero portátil cuando salgas con tu mascota, incluso para paseos cortos. Nunca subestimes la necesidad de hidratación fuera de casa.
  • Alimentos húmedos: Considera incorporar alimentos húmedos (latas o sobres) en su dieta. Su alto contenido de agua contribuye a la hidratación general.

 

Adaptando la dieta: Menos es más, y más fresco

El calor puede disminuir el apetito de las mascotas y, además, sus necesidades energéticas pueden variar.

  • Reduce la cantidad en días de mucho calor: Si tu mascota está menos activa debido al calor, es posible que necesite menos calorías. Ajusta ligeramente la cantidad de alimento para evitar el sobrepeso. Consulta con tu veterinario si tienes dudas.
  • Horarios de comida más frescos: Ofrece las comidas en las horas más frescas del día, como a primera hora de la mañana o al atardecer. Evita las horas centrales del día cuando el calor es más intenso.
  • Alimentos húmedos o hidratados: Como mencionamos, los alimentos húmedos son una buena opción. Si alimentas con pienso seco, puedes añadir un poco de agua tibia (no caliente) para ablandarlo y aumentar su ingesta de líquidos.
  • Snacks refrescantes y saludables:
    • Frutas y verduras: Ofrece pequeñas porciones de frutas y verduras aptas para perros (sandía sin pepitas, melón, pepino, zanahoria) que son ricas en agua y nutrientes. ¡Siempre con moderación y sin abusar!
    • Helados caseros para perros: Puedes congelar caldo de pollo bajo en sodio, yogur natural sin azúcar o puré de frutas aptas para perros en moldes de hielo. Son un capricho refrescante y seguro.

 

Precauciones adicionales con la comida en verano

  • No dejes la comida expuesta: En climas cálidos, la comida húmeda o el pienso pueden estropearse rápidamente o atraer insectos si se dejan fuera por mucho tiempo.
  • Evita el ejercicio intenso después de comer: Esto es importante durante todo el año, pero crucial en verano para prevenir torsiones de estómago, especialmente en razas grandes.

Una alimentación e hidratación adecuadas son pilares fundamentales para la salud de tu mascota durante el verano. Con estos sencillos ajustes, podrás asegurarte de que disfrute de la estación de forma segura, cómoda y llena de vitalidad.