Si te encuentras en la situación de llevar a tu mascota a urgencias veterinarias por una dolencia ocular, es posible que no hayas tomado algunas precauciones esenciales previamente.
Recuerda que la prevención es la mejor manera de evitar que estos problemas oculares se conviertan en afecciones graves o tengan consecuencias irreversibles.
Mantener un cuidado diario adecuado y proporcionar una nutrición equilibrada es la forma más efectiva de evitar visitas frecuentes a urgencias veterinarias para tu mascota. En esta publicación, nos enfocaremos en las afecciones oculares más habituales que pueden afectar a tu compañero peludo.
Entre las más destacadas se encuentran las relacionadas con la visión y los ojos. Algunas de las principales incluyen el glaucoma, la degeneración de la retina, problemas de sequedad ocular y la formación de cataratas. Las causas subyacentes pueden variar, desde pestañas que se introducen en el globo ocular hasta obstrucciones en el conducto lagrimal, pasando por trastornos del sistema inmunológico o incluso tumores.
El glaucoma suele manifestarse como un exceso de líquido en el ojo y, en la mayoría de los casos, tiene una base genética. Sus síntomas más evidentes incluyen episodios de vómitos, visión nublada en los ojos del perro y en casos avanzados, puede llevar a la ceguera.
Las cataratas también pueden tener un componente hereditario, aunque su presencia puede estar relacionada con otras condiciones como la diabetes o deficiencias nutricionales. Si el cristalino pierde transparencia debido a la edad y adquiere un tono azulado, tu perro puede estar desarrollando cataratas.
La úlcera corneal es otra afección ocular que afecta a nuestras mascotas, y su principal causa suele ser un arañazo o un traumatismo en el ojo.
Por último, el síndrome del ojo seco es una afección oftalmológica que provoca inflamación en la córnea y las glándulas lagrimales, resultando en una disminución en la producción de lágrimas